La mecánica del corazón


'Uno: no toques las agujas.
Dos: domina tu cólera.
Tres: no te enamores nunca.
La mecánica del corazón depende de ello'.


Aguas turbias | Lecturas de verano II



Si es usted una persona curiosa, con ganas de aprender, de aquellas que cuando leen una página de un libro le dedican más tiempo a buscar información acerca de cualquier pequeño dato oculto entre líneas, que a la propia lectura, esta es su novela para el verano. 


Un recién iniciado en el mundo literario como es el alemán Sascha Berst, enrola al lector en una detectivesca aventura que no dejará exentos a los más intrépidos de iniciar una búsqueda intelectual y personal hacia los valores humanos, el civismo y la antigua filosofía política

Vademécum humano de lectura obligada en un momento en el que precisamente estos tres pilares se desmoronan.



Yanko desencadenado


Si hablamos de estereotipos culturales, políticos y sociales, el diseñador Yanko Tsvetkov es una parada obligada. Este búlgaro ha conseguido elevar al rango de fenómeno social sus divertidos y ya célebresmapas y planisferios en los que representa una caricaturizada sociedad moderna, que cambia cada año.


Visita el Callejón Diagon sin salir de casa

Los estudios de Warner Bros. abren sus puertas para recibir a los fans más intrépidos de la saga Harry Potter. Y es que gracias a Google Street View, los intrépidos parroquianos de la saga, podrán embarcarse en un sinfín de aventuras e investigar dentro del mismísimo Callejón Diagon por el que corretearon Harry, Ron y Hermione. ¿Te atreves a participar en esta aventura?


Sosténgame, Pereira | Lecturas de verano

Iniciamos un nuevo capítulo. Y nunca mejor dicho, porque a partir de hoy les traemos nuestras recomendaciones literarias de cara al fin de semana. Para pasar página a una ardua temporada o mejorar el capítulo presente si es que aún no ha llegado su descanso. No se preocupe: tenemos recomendaciones para todos los gustos.

Hoy llega: Sostiene Pereira, del italiano Antonio Tabucchi

Soy un camello

Desde Chile: antiácido | Por Carlos Ojeda 

Siempre se critica mucho a la gente que no va a la discoteca, son tildadas de gente aburrida y sin gracia, al menos eso pasa en mi generación, donde la persona que no asiste a estos eventos son perdedores.

Jamás me gustó ir a la discoteca, encontraba aburrido y monótono todo el ambiente, pero de todas maneras asistía a estos eventos porque mis amigos también iban, pero yo en vez de bailar, me embriagaba y fumaba mucho, mirando con odio y desprecio a la mayoría de la gente.

'Siempre lo he dicho [...] tres son una fiesta'. Andy Warhol
El alcohol te da cierto tipo de valor y eso empuja a tomar la decisión de invitar a alguna guapa mujer a bailar, el miedo al rechazo es tan fuerte en mi vida que alguna mala vibra provocaba que me rechazaran inmediatamente, pero observaba con qué tipo de personas bailaba y eran todos de la misma facha, eran todos calcados y cortados por la misma tijera, jóvenes techno, niños reggaetón, una ensalada de imbéciles.


Todo este desprecio y rabia por ser parte de una generación muy acomodada, sin esfuerzo, sin ganas de nutrirse intelectualmente, provoca que me identifique con este comediante llamado, Bill Hicks. Recuerdo un monólogo de él, donde dice “soy un camello, me basta un día en el año para llenar mi joroba de odio y justificar los 364 días del año que paso en mi departamento diciendo: ‘¡Dios, que idiotas de mierda!’”. No todo es malo, me río bastante de la funcionalidad de esa minisociedad. Es divertido ver tipos gordos que van siempre a la disco y terminan trabajando para ella, luego un montón de jóvenes hermosas que se “cuelgan” de ellos, de esos gordos que se aprovechan del pseudo-poder que tienen y les regalan tragos a su presa, ¡qué asco!

Si piensas como yo y vas a buscar sexo a la disco, te recomiendo que no vayas, vas a terminar igual que yo, escribiendo un texto de mierda y odiando a esas mujeres que no tienen culpa de nada, la culpa solo la tiene McDonald’s por crear gordos que luego se las follan por ir siempre a la discoteca.


Carlos Ojeda (@cojedam)

El tuit del Más Allá

El escalón de mi escalera | Por Ana Esther Méndez


El artista francés Pierre Huyghe ya lo dijo a través de una de sus creaciones hace nueve años, No son tiempos para soñar. Esta afirmación resulta ya un argumento demasiado manido para los jóvenes de nuestra generación, pero ello no quita que no dé que reflexionar. 

Pierre Huyghe: No son tiempos para soñar (2004). Exposición
de la Sala de Arte del Grupo Santander de Boadilla
del Monte. Puede visitarse hasta junio.
Nos encontramos en un colapso por sobrecarga de información mediatizada a través de internet, donde las redes sociales se han hecho con las llaves de nuestra vida hasta el punto de campar a sus anchas en nuestro baño sin siquiera preguntarnos qué puerta del fondo es. Ni siquiera cuando desaparecemos de este universo, la que fue nuestra vida está exenta de publicidad. Solían decir que 'si te enamoras de un escritor, tu memoria vivirá para siempre'. A día de hoy, todos nos consideramos escritores de nuestra propia vida y de las ajenas, y en muchas ocasiones, no precisamente porque estemos 'enamorados' de los demás. Más bien lo contrario. 

Aun no sabiendo si por morbo o por esa curiosidad intrínseca propia del ser humano, hay quienes han superado las barreras de lo físico y han buscado mantener viva la memoria de personas con cierta notoriedad pública. Hablamos del escalofriante caso de la web The tweet Here After, el proyecto de un par de amigos de Pittsburgh, Jamie Forrest y Michael McWatters, que se hacen eco del último tweet de famosos ya fallecidos. 

Este es el caso del rapero Freddie E, quien se suicidó el pasado 5 de enero relatando sus últimos momentos a través de la red social Twitter. También nos encontramos con las últimas palabras del ciberactivista Aaron Swartz, quien tuvo la misma suerte que nuestro anterior protagonista. A esto hay que añadirle nombres de fallecidos españoles, como Iñaki Lejarreta, el ciclista olímpico de cross country, quien fue arrollado por un vehículo mientras entrenaba en Bizkaia. Y muchos otros, como el joven rapero Capital Steez, quien lo hizo sin rodeos.




Fotograma de la serie Black Mirror
La espeluznante web ya cuenta con gran repercusión internacional. Pero más espeluznante resulta aún comprobar cómo somos absorbidos paulatinamente por este bucle hasta el punto de vender nuestra muerte a través de las redes sociales. Muchos de los perfiles que se citan en el portal a día de hoy todavía son visibles al público, y se puede 'interactuar' con ellos. Terrorífico. Un argumento propio de la serie Black Mirror. 


Lo dijo Pierre Huyghe, no son tiempos para soñar. Resulta que cada vez, en mayor número de ocasiones, la realidad supera a la ficción. Ahora ya no soy tiempos para soñar ni muerto, ni dormido. 




Ana Esther Méndez (@hormonada)




Amor a través de un iPhone

El escalón de mi escalera | Por Ana Esther Méndez


Kerouac el genio; el rapsoda contemporáneo de la llamada ‘Generación Beat’; el vate de los  cuarenta, cincuenta y sesenta, ya lo dijo en su día: 'La vida es un país extranjero'Un aforismo que ya se ha convertido en dogma de vida para un limitado grupo de individuos que pueden llevarlo a cabo. Y es que en estos tiempos que corren, muy pocos pueden permitirse el lujo de viajar a recónditos lugares más allá de las trepidantes historias de Jules Verne.

No todo el mundo puede dar la vuelta al mundo en 80 días, ni siquiera en 90, pero hay quienes lo hacen a través de 80 o 90 capturas de Instagram. Y este es el caso de una pareja de enamorados. Su historia podría ser perfectamente una recreación moderna y tangible del Viaje al amor que Punset nos intenta explicar de forma científica a través de sus páginas. Y es que el suyo es un caso de estudio.

Él, fotógrafo. Ella, periodista. Son Murad Osmann y Nataly Zakharova, quienes armados con su iPhone, decidieron salir a recorrer el mundo. Bueno, más bien armado. Porque lo que es Nataly, no aceptaba de buena gana que su enamorado se pasase el día entero engarzado al aparato. A partir de una discusión en la que ella le recriminó su conducta, él decidió que utilizaría su móvil para contar bonitas historias, siempre de la mano de la mujer de su vida. Y así lo hizo. Para Murad, Nataly es quien guía su vida, y por ello siempre aparece de espaldas en todas y cada una de las fotografías que realizan en diferentes lugares del mundo, indicándole el camino a Murad, quien utiliza algunos filtros para conseguir efectos realmente ingeniosos en sus imágenes.

Lo afirmó Julio Verne: 'todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad'. Les hay para todo, y la historia de Murad y Nataly es tan intensa que ya cuentan con miles de seguidores que sueñan a través de las imágenes de su cuenta de Instagram.

Una pareja de enamorados locos, al más puro estilo beat de Kerouac, quien afirmaba que 'la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas'.


Al final va a ser verdad eso de que el amor no conoce fronteras.



Ana Esther Méndez (@hormonada)




Carlos Sadness imparte sus Ciencias Celestes en Salamanca

Laura Marcos @Lauramarcosm 

Es  viernes 1 de febrero y, pocos minutos antes de las 11 de la noche, el Café Berlín se encontraba acogiendo a lo que parecía una parte importante de la comunidad gafapasta de Salamanca. El motivo de este revuelo se llama Carlos Sadness que congregó el pasado viernes a una gran masa de jóvenes en un concierto cercano y con mucha implicación por parte del público. El artista estrena mes de febrero en Salamanca, eligiendo nuestra ciudad entre una de las muchas por la que pasará estas semanas con la gira de Ciencias Celestes, un álbum con un estilo renovado, fresco y más maduro.

Abandonando los beats y, tras ellos, su antiguo seudónimo, Carlos Sadness renace como músico de las cenizas de Shinoflow con un nuevo álbum mucho más brillante y positivo, que saca a la venta tras una importante metamorfosis musical y, posiblemente, personal.
Nada más lejos de su primer disco, El presidente de los Estados de Ánimo. El álbum, que sacaba a la venta en 2008, comprende sentidas composiciones como Tristura, Amor descafeinado, o Extraño extrañado. Temas con un extraordinario componente melancólico, y esa manera formidable de narrar la tristeza con el arte de la rima como instrumento, fruto de la profundidad de su mente y corazón. Asimismo, son letras que dejan escapar la comprensión ontológica del artista, haciendo reflexiones sobre el mecanismo de los sueños y sobre cómo incluir la tristeza como elemento necesario en la vida. Las dolencias de un joven que se movía en un estilo hip hop, pero intimista. El disco, además, estaba acompañado de deliciosas ilustraciones realizadas por él mismo, con un alto grado de abstracción. Un trabajo, para él, perteneciente a otra época de su vida.

Carlos Sadness integra ahora instrumentos musicales obteniendo así un disco más melódico que el anterior, y con letras también distintas, mucho más optimistas y con una original temática animal. Hoy es el día, Canción Fronteriza o Amores Flacos son algunos de los temas que componen este disco, ahora de estilo indie pop  que recuerda al de Facto Delafé y las Flores Azules. Con todo, la base de su personalidad como músico permanece presente en todas sus composiciones. La forma de cantar hablada y su manera inconfundible de rimar tratando los sentimientos le han convertido en un artista inconfundible y genuino, que llegó calando en internet y ahora, en la calle. Ciencias Celestes se presenta así como un nuevo trabajo más serio y logrado, en un estilo que, según el propio Carlos, se corresponde mucho más con su personalidad actual y en el que se siente más cómodo, calificando como ‘más adolescente’ a su alter ego Shinoflow.

El artista Carlos Sadness durante su concierto
en el Café Berlín, Salamanca

Sobrenombre que muchos se dedicaron a recordarle durante el concierto; sin embargo, Sadness no interpretó canción alguna de su antiguo yo, exceptuando, por supuesto, el single Estoy vivo que lanzaba en 2009, a medio camino entre su primer y su segundo disco. Una determinación que dejó afligidos a algunos de sus fans más antiguos. No obstante, Carlos Sadness protagonizó un concierto muy especial, emocionante, y contando con una  alta calidad musical. Gracias a las numerosas manifestaciones de cercanía y alusiones a los asistentes, el músico favoreció el intercambio de impresiones público-artista, con el humor como pieza fundamental: el conflicto Barça-Madrid, o el famoso tema discotequero Quítate el top  fueron algunos de los temas que Carlos sacó a relucir, manteniéndose siempre a la altura de las circunstancias. El público, afectuoso, le regaló perlas tales como “Carlos Sadness, eres grande” y sus variantes, o aclamaciones a grito de “¡Presidente!”

Una muestra de que Sadness sabe entablar un sano feedback con sus fans, actitud que estuvo presente también post-concierto. Una larga fila de grupies con o sin gafas de pasta se formó en torno a su pelo largo una vez terminado el concierto. Multitud entre la que se desenvolvió con gran naturalidad, tratando a sus admiradores acogedoramente. Sin prisas, regaló fotos, autógrafos y algún que otro dibujo.

Solo queda agradecer a Carlos Sadness su visita por Salamanca, en un concierto que dejó satisfechos a todos aquellos que escuchan su música, ya sea la de antes o la de ahora, y que sin duda generará nuevos alumnos de esta clase magistral de Ciencias Celestes, que nos regala ahora Carlos. Próximo concierto, 8 de febrero en Ibiza.



Trescientos sesenta y seis latidos


Dos mil doce exhala sus últimos suspiros minutados. Conforme se acercan estos terminantes instantes parece que enviamos al carajo al año vetusto en lugar de aprovechar sus últimas jodiendas al máximo. Sin embargo, ni la amnesia más aguda podrá clavar su aguja en nuestra mente lo suficiente como para permitir que nos olvidemos de todo lo que nos ha ido acompañando durante estos 366 días en nuestro largo devenir vital.

Un hombre protesta durante la visita de Merkel a Grecia | Reuters
En la mente de todos queda el impertérrito gesto rajoyano que mostraron nuestros mandatarios, cuando tuvieron que comenzar a cercenar las barbas de su vecino sin poner las suyas a remojar. Quedó grabada la consecuente disensión mundial, en tiendas de campaña, pancartas y traseros al viento, lo que a ojos de los barberos terminó por parecer un Woodstock del nuevo siglo en lugar de una ingente protesta masiva. Se desató una cruenta guerra civil ideológica, entre quienes defendieron sus derechos y quienes se ganaban el pan conteniéndolos.

Imagen del magazine de El Mundo el pasado 30 de diciembre.
Reza: 'la portada que daremos el 25 de enero de 2043'.
Fue el año de un monarca que pasó por el quirófano en más ocasiones que las que pudo contar, en las que le acompañó su amante bandida, mientras su mujer, se hallaba en el extranjero remendando los calzones rotos de su yerno cleptómano. Un año, en el que se hizo más evidente la agonía de un monarca que por querer parecer mancebo, ofreció un discurso de Navidad sentado sobre su mesa de oficina, al más puro estilo Edward Murrow, mientras su hijo, paciente, esperaba tras las cámaras dilucidando que son tiempos difíciles para mantener el negocio familiar, por mucho que El Mundo se quiera empecinar.

Dos mil doce se cierra con cuarenta y tres monarquías en el planisferio. Nueve han sido los países en los que se han celebrado elecciones. Una reelección equilibrada, de un Obama que no logra consenso entre su plebe mundial; un Hollande que está peor visto que su antecesor; un nuevo líder chino que puede pavonearse de haber engrosado sus listas con ni más ni menos que 80 millones de militantes. Un Putin que revalida cargo en una carrera de silencio y oscurantismo, propia de la mismísima KGB; y un Hugo Chávez al que parecen haberle otorgado el poder como última voluntad.

En Corea del Sur se proclamó victorioso el brazo nacionalista, al igual que en Japón, lo que le ocasiona a China un 2013 cargado de posibles contratiempos. Y quién sabe si también a Corea del Norte. Y es que PSY entra cabalgando con fuerza y garbo sobre Corea del Norte en las listas de éxitos. El día que a este ‘rapero’ le dé por grabar con Pitbull, EE.UU. y Corea del Norte y tal vez China entrarán en guerra fría y dejarán de exportar esos bonitos gatitos que Mixta ya no utiliza en sus anuncios. Es tiempo de Freixenet, de ver a Arturo Valls haciendo el mongolítico disfrazado de burbuja, de Martes y 13, y de Raphael ya remasterizado.

Este ha sido un año de demagogias y elecciones, de guerras civiles y muertos a miles, de dimisiones y disensiones, de gasto y de gesto, de huelgas y  de juergas, de ERE’s y mueres. Ha sido un año de Ecces Homo y comer lomo, de escuchar a Fraga y mojar las bragas, de Carrillo y Monaguillo, del twitter de Benedicto y de su mayordomo convicto, de imputados y multados, de bebés robados e inocentes asesinados, de libertad de expresión y censura y devoción, de huracanes y volcanes, de nacionalistas y maniqueístas. Pero también ha sido un año de pinchitos y merengue, de leones y huevones, de misterio y Malena Alterio, de sal o de azúcar, de Juegos Olímpicos y de Pepe y sus Golpicos.

Usain Bolt durante los JJOO de Londres 2012
En suma, lo que es seguro, es que dos mil doce nos deja un horizonte de incertidumbre, en el que como afirma Iker Jiménez: ‘Hay quien piensa que la auténtica conspiración no es la de los iluminati, los templarios, los nuevos templarios, el fin del mundo... No. La auténtica conspiración es a través de los que tejen el mundo y nos lo cuentan para motivar el crecimiento solo de esa parte oscura. Siempre motivando los modelos e ideas más primitivos que van solo a lo instintivo, y todo lo otro está quedando como para pusilánimes, para personas raras, que no están ni en la sociedad. Este mundo, de ideas rápidas, baratas. No solo de comida basura, sino de ideas basura. La creatividad es la única forma de salvarse de esto’.

Desde aquí, todos los que conformamos esta pequeña familia de Cultuzona queremos desearos feliz 2013, porque no es necesario llorar por lo que ha pasado, sino aprender de lo sucedido y empezar a aplicar lo dicho. 

No abuséis del móvil en la cena, y si es para algo, que sea para call me, maybe.



Ana Esther Méndez (@hormonada)